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Finalmente el conejo salió de su marco de cristal. Observo la precaria habitación, luego miró al conejo de pies a cabeza, se fijo entonces que este no tenia zapatos, ni un pantalón, una chaqueta tampoco, ni mucho menos un sombrero adecuado. - Señor permitame decirle, usted no esta vestido para la ocasión. - El conejo lo miro con cara de sorprendido. - Es que solo soy un conejo.

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